El obispo Peder Winstrup murió en 1679 y es uno de los cuerpos humanos mejor conservados del siglo XVII.
Es posible que investigadores de la Universidad de Lund en Suecia hayan resuelto ahora el misterio de por qué se escondió un feto en su ataúd en la catedral de Lund. El ADN del obispo y el feto, junto con los análisis de parentesco, han demostrado que el niño probablemente era el nieto del propio obispo. Algo sobresale entre las dos pantorrillas del obispo Peder Winstrup. La radiografía revela huesos pequeños. ¿Podría ser un animal? Al examinar la imagen más de cerca, los osteólogos de la Universidad de Lund pueden ver signos débiles de lo que se convertirá en la clavícula: se trata de un feto humano.
Dentro del ataúd encuentran el bulto, envuelto en un trozo de tela de lino. A juzgar por la longitud del fémur, tenía entre 5 y 6 meses y nació muerto. El descubrimiento generó varias preguntas, una de ellas fue por qué estaba en el ataúd del obispo.
“No era raro que colocaran a niños pequeños en ataúdes junto con los adultos. Es posible que el feto haya sido colocado en el ataúd después del funeral, cuando estaba en una tumba abovedada en la catedral de Lund y, por lo tanto, accesible”, dice Torbjörn Ahlström, profesor de osteología histórica en la Universidad de Lund y uno de los principales investigadores detrás del estudio.
El libro de entierros de la catedral de Lund confirma que aquí se colocaron ataúdes de niños, sin que estuvieran relacionados con la familia.
“Colocar un ataúd en una bóveda es una cosa, pero colocar el feto en el ataúd del obispo es otra muy distinta. Nos hizo preguntarnos si existía alguna relación entre el niño y el obispo”, dice Torbjörn Ahlström.
Por ello, investigadores de la Universidad de Estocolmo analizaron muestras de Peder Winstrup y del feto. Los resultados muestran que era un niño y que tenían un parentesco de segundo grado, es decir, compartían aproximadamente el 25% de los mismos genes. Dado que tenían diferentes linajes mitocondriales, pero había una coincidencia en el cromosoma Y, se determinó que la relación era del lado paterno.
“La arqueogenética puede contribuir a la comprensión de las relaciones de parentesco entre individuos enterrados y, en este caso, más concretamente entre Winstrup y el feto”, afirma Maja Krzewinska del Centro de Paleogenética de la Universidad de Estocolmo, que participó en el análisis.
Al igual que en las relaciones de segundo grado, son posibles las siguientes constelaciones entre Winstrup y el feto: tíos, sobrinos, abuelos, nietos, medios hermanos y primos dobles. Cuál es la relación más probable en este escenario se puede deducir del conocimiento que existe sobre la familia Winstrup.