Durante las excavaciones de este año en Vráble, Eslovaquia, los arqueólogos del Centro de Investigación Colaborativa (CRC) 1266 de la Universidad de Kiel (CAU) y del Instituto Arqueológico de la Academia Eslovaca de Ciencias (Nitra) encontraron un hallazgo espectacular: los restos de 38 individuos fueron encontrado en una zanja que rodea el asentamiento. Sus esqueletos bien conservados estaban mezclados y a todos les faltaba la cabeza, a excepción de un niño pequeño.
Cómo, cuándo y por qué se extrajeron las cabezas de estas personas son cuestiones centrales para futuras investigaciones. Ya el año pasado el equipo descubrió allí esqueletos sin cabeza. “Pensábamos que encontraríamos más esqueletos humanos, pero esto superó todas las imaginaciones”, informa el líder del proyecto, el Prof. Dr. Martin Furholt.
Un importante asentamiento neolítico
El sitio de Vráble-Ve’lke Lehemby (5250-4950 a. C.) fue uno de los sitios de asentamiento más grandes del Neolítico temprano en Europa Central y ha sido un foco de investigación del CRC 1266 durante varios años. Los artefactos arqueológicos están asociados con la Cultura Cerámica Lineal (LBK). Se identificaron 313 casas en tres pueblos vecinos mediante mediciones geomagnéticas. Al mismo tiempo estaban habitadas hasta 80 casas, una densidad de población excepcional para este período.
El suroeste de los tres asentamientos estaba rodeado por un doble foso de 1,3 km de largo y, por tanto, separado de los demás. Algunas zonas fueron reforzadas con empalizadas, que no deben interpretarse como una estructura defensiva, sino más bien como un límite de la zona del pueblo.
Durante las excavaciones del verano de 2022, el equipo eslovaco-alemán descubrió los restos de al menos 38 personas, repartidos en una superficie de unos 15 metros cuadrados. Uno encima del otro, uno al lado del otro, tumbados boca abajo, agachados de costado, boca arriba con las extremidades extendidas; la posición de los esqueletos no sugiere que los muertos fueran enterrados cuidadosamente. Más bien, las posiciones sugieren que la mayoría de ellos fueron arrojados o rodados a la zanja.
A todos ellos, con excepción de un bebé, les falta la cabeza, incluida la mandíbula inferior. “En las fosas comunes cuya ubicación no está clara, la identificación de un individuo suele basarse en el cráneo, por lo que para nosotros el hallazgo de este año representa una situación de excavación especialmente complicada”, afirma Martin Furholt.
Masacre, cazadores de cabezas o culto pacífico a las calaveras: muchas preguntas sin respuesta
Mientras se recuperaban los esqueletos, comenzaron a surgir las primeras preguntas: ¿Estas personas fueron asesinadas violentamente, tal vez incluso decapitadas? ¿Cómo y cuándo se quitaron las cabezas? ¿O la extracción de las cabezas se produjo sólo después de que los cadáveres se hubieran descompuesto? ¿Existen indicios de las causas de la muerte, como enfermedades? ¿En qué orden fueron arrojados a la zanja? ¿Podrían haber muerto al mismo tiempo? ¿O no se trata en absoluto de un único entierro masivo, sino del resultado de varios acontecimientos, tal vez incluso a lo largo de muchas generaciones? Ya existen algunas pistas para responder a estas preguntas.
“Varios huesos individuales fuera de posición anatómica sugieren que la secuencia temporal podría haber sido más compleja. Es posible que los cuerpos ya esqueléticos fueran empujados al centro de la trinchera para dejar espacio a otros nuevos”, explica la Dra. Katharina Fuchs, antropóloga de la Universidad de Kiel.
“En algunos esqueletos, se conserva la primera vértebra cervical, lo que indica una extracción cuidadosa de la cabeza en lugar de una decapitación en el sentido violento y despiadado, pero todas estas son observaciones muy preliminares que aún deben confirmarse con más investigaciones”.
Los exámenes interdisciplinarios de los esqueletos deberían proporcionar respuestas
Una parte importante de la investigación futura es saber más sobre los muertos. ¿Tenían una edad similar o representan una muestra representativa de la sociedad? ¿Estaban emparentados entre sí o con otros muertos de Vráble? ¿Eran locales o venían de muy lejos? ¿Compartían una dieta similar? ¿Se puede inferir algún significado social del trato dado a los muertos?
Las respuestas sólo se pueden encontrar en la interacción de investigaciones arqueológicas y osteológicas detalladas, análisis de ADNa, datación por radiocarbono y análisis de isótopos estables. La red de investigación interdisciplinaria de Kiel de la Academia Johanna Mestorf, el CRC 1266 y el grupo de excelencia ROOTS, en colaboración con la Academia de Ciencias de Eslovaquia en Nitra, ofrecen excelentes condiciones para esta investigación futura.
Otras consideraciones sobre el significado y la interpretación sólo tienen sentido si se basan en los resultados de investigaciones interdisciplinarias.
“Puede parecer obvio suponer una masacre con sacrificios humanos, tal vez incluso en relación con ideas mágicas o religiosas. Los conflictos bélicos también pueden desempeñar un papel, por ejemplo, los conflictos entre comunidades rurales o incluso dentro de este gran asentamiento. ¿Estas personas fueron víctimas de cazadores de cabezas o sus compañeros del pueblo practicaban un culto a la muerte especial que no tenía nada que ver con la violencia interpersonal? Hay muchas posibilidades y es importante permanecer abierto a nuevos conocimientos e ideas. Pero es indiscutible que este hallazgo es absolutamente único hasta el momento en el Neolítico europeo”, afirma la líder del proyecto, la Dra. Maria Wunderlich.