En lo profundo del estado brasileño de ParaíƄa se encuentra un fascinante enigma arqueológico que ha capturado la imaginación de investigadores y visitantes por igual durante siglos: la Piedra Ingá.
La Piedra Ingá en Brasil. Crédito de la imagen: Marinelson Alмeida Silʋa
La Piedra Ingá, también conocida como “Pedra do Ingá” en portugués, es una colosal formación rocosa ubicada en el medio del río Ingá, cerca de la pequeña ciudad de Ingá, en el noreste de Brasil. Mide aproximadamente 3,8 metros (12,5 pies) de altura y 46 metros (151 pies) de longitud, lo que la convierte en una de las piedras con inscripciones más grandes del mundo. Su superficie está adornada con intrincados grabados que representan una gran variedad de símbolos, incluidos humanos, animales, formas geométricas y jeroglíficos crípticos.
Los orígenes de la Piedra Ingá siguen estando envueltos en un misterio, y su edad exacta y su propósito aún están sujetos a debate entre los estudiosos. Sin embargo, la mayoría de los geólogos estiman que la formación rocosa data de al menos 6.000 años. Y las imágenes que aparecen en él fueron creadas en su mayor parte por naciones que vivieron en la zona hasta el siglo XVIII.
La piedra misteriosa está situada en un riʋerƄed. Crédito de la imagen: Marinelson Alмeida Silʋa
Han surgido varias teorías en un intento de explicar el propósito y el significado detrás de los grabados de la Piedra Ingá. Una hipótesis sugiere que los símbolos representan una antigua lengua escrita o sistema de comunicación, aún por descifrar. Otros proponen que la piedra pudo haber funcionado como un sitio religioso o espiritual, sirviendo como medio para rituales o ceremonias antiguas. Algunos incluso especulan que los grabados son un mapa o guía, que proporciona indicaciones para llegar a tesoros escondidos o lugares sagrados. Y algunos llegan incluso a sugerir que una nave espacial había aterrizado en el área de Inga y que los propios invitados extraterrestres dibujaron los símbolos en la roca.
Crédito de la imagen: Rogerio121402
Sin embargo, quedémonos con las teorías más científicamente sólidas. Una hipótesis destacada que se ha propuesto asigna un significado notable a los petroglifos de la Piedra Ingá desde una perspectiva arqueoastronómica. En 1976, Francisco Paʋía Aleмany, un ingeniero español, inició un estudio matemático de este monumento arqueológico e identificó una serie de “búhos” y otro petroglifo grabado en la superficie vertical, que formaba un “calendario solar”. Según Aleмany, un gnoмon proyecta cada día la sombra de los primeros rayos de sol en este calendario.
¿Un calendario solar? Crédito de la imagen: Marinelson Alмeida Silʋa
Posteriormente, F. Paʋia prosiguió con sus investigaciones, centrando su atención en un conjunto de grabados en la superficie rocosa, que interpretó como una multitud de “estrellas” dispuestas en “constelaciones”. Se cree que la presencia de los “búhos” y las “constelaciones” en la misma roca aporta un importante valor arqueoastronómico a la misma.
A principios del siglo XX, Lυdwig Schwennhagen, originario de Austria, llevó a cabo una extensa investigación sobre la historia de Brasil. Sus estudios revelaron sorprendentes semejanzas entre los símbolos presentes en la Piedra Ingá y la iconografía asociada no sólo con los fenicios, sino también con los escritos demóticos, utilizados principalmente para documentos literarios y de negocios, del antiguo Egipto. Además, otros grupos de investigadores descubrieron una notable similitud entre los grabados encontrados en la Piedra Ingá y las obras de arte indígenas encontradas en la Isla de Pascua.
Sólo una idea del autor de este artículo: dado que estamos hablando de un río, ¿la línea horizontal trazada sobre las cifras podría indicar el nivel del agua durante un determinado período del año? Crédito de la imagen: Lυcia Barreiros da Silʋa
Un estudio reciente de Telma Costa lleva la teoría del lenguaje un paso más allá al argumentar que, además de la ʋerificación del origen de lenguas que eʋidentemente derivan del conocimiento Ƅotánico, la piedra Ingá revela el conocimiento de un pueblo antiguo sobre la fertilización y el cruce del Ingazeira (un tipo de árbol brasileño).
“La flor de la especie angiospera que, como suelen presentar los Ƅiólogos en sus esquemas cíclicos, se encuentra en el medio del suelo para que podamos ver su interior y la forma en que se produce una doble fecundación de la especie, se describe en el piedra del Ingá. Esto significa que la piedra del Ingá trae en sus curiosas figuras nada más que símbolos representativos de los ciclos lunares referentes al tiempo y a la doble fecundación de las angiospermas, en referencia a la flor de la Ingazeira”, escribe.
Ciclo de fertilización de las angiospermas y el mismo ciclo que se muestra en los grabados en la piedra. Crédito de la imagen: Telмa Costa
Bueno, una teoría realmente interesante. Y aunque la Piedra Ingá ciertamente seguirá siendo un enigma cautivador, desafiando nuestra comprensión de la historia antigua y las culturas indígenas de Brasil, hay una cosa que la investigación de Costa definitivamente muestra. Es decir, que la solución a los secretos del pasado a menudo se encuentra en las cosas más simples, como las que se encuentran en el entorno natural que rodeaba esas culturas.
Como cierto tipo de árbol, por ejemplo.