Imagínese que el tiempo se detuvo hace 2500 años. Un deportista de élite acaba de ganar una competición atlética y en su cabeza lleva una corona de laurel de oro puro que simboliza la gloria y la victoria. 2.500 años después, el cráneo del atleta permanece intacto con la corona de laurel dorada que luce sobre él.
Ése es el descubrimiento mágico y significativo que los arqueólogos griegos encontraron en el antiguo cementerio de Argos. Parece que el tiempo ha borrado todo rastro de la vida y los logros del atleta, pero la calavera y la corona de laurel aún conservan todo su valor histórico y símbolo glorioso.
Es verdaderamente un “tesoro” invaluable del que la humanidad puede estar orgullosa debido a su sostenibilidad y riqueza histórica. La historia de 2.500 años sigue intacta como nueva y transmite un mensaje significativo: la belleza, los valores humanos, el espíritu deportivo y la voluntad de ganar no pueden borrarse con el tiempo.