El otoño de 2011 marcó un avance arqueológico significativo en la historia antigua. Un equipo de arqueólogos que trabajaba en el palacio de la antigua Avaris hizo un descubrimiento sorprendente: los restos de 16 manos humanas enterradas en cuatro tumbas separadas dentro del recinto del palacio. Este fascinante hallazgo ha abierto un nuevo capítulo en nuestra comprensión de los rituales del antiguo Egipto y el período de los hicsos.
Descubrimiento y análisis inicial
El lugar del descubrimiento, ubicado en lo que se cree que es el complejo de los hicsos, incluía cuatro fosas con manos humanas. Dos de las fosas, ubicadas directamente frente a la sala del trono, contenían cada una una sola mano. Las 14 manos restantes se encontraron en dos fosas fuera del palacio. Al examinar los restos, los arqueólogos concluyeron que los huesos datan de hace aproximadamente 3.600 años, lo que sugiere una cronología común y posiblemente una única ceremonia.
Implicaciones ritualistas
Manfred Bietak, el arqueólogo austríaco que dirigió la excavación, reveló al periódico Egyptian Archaeology que estas manos respaldan las narraciones y representaciones artísticas del antiguo Egipto en las que los soldados cortaban la mano derecha de sus enemigos a cambio de oro. Esta práctica, más allá de sus recompensas tangibles, simbolizaba la eliminación del poder de un enemigo, posiblemente extendiéndose al reino sobrenatural cuando se realizaba dentro de un espacio sagrado.
Bietak explicó: “Lo privas de su poder para siempre. Nuestro hallazgo es la primera y única evidencia física. Cada foso representa una ceremonia diferente”. Este descubrimiento sirve como un testimonio físico único de los rituales de guerra del antiguo Egipto y sus ceremonias asociadas.
El contexto de las manos
Aunque no se sabe con exactitud a quién pertenecían las manos, su tamaño anormal sugiere que tenían un significado selectivo. Aún no se ha determinado si eran manos de egipcios o de hicsos, un pueblo asiático que alguna vez controló partes de Egipto. La ubicación de las manos, en particular las que estaban frente a la sala del trono, sugiere un profundo significado ritualista, posiblemente vinculado a una exhibición de poder o una súplica a los dioses en tiempos tumultuosos.
Conexiones históricas y culturales
Esta práctica de cortar las manos y sus entierros rituales pueden considerarse parte de un contexto cultural y religioso más amplio en el antiguo Egipto, especialmente en áreas sujetas a invasiones extranjeras. Los egipcios a menudo invocaban a sus deidades para maldecir a los invasores con plagas o hambrunas. Estos sacrificios de manos podrían haber sido concebidos como poderosas maldiciones contra las fuerzas de ocupación, reforzando la creencia en el castigo divino.
Además, la separación de las dos manos individuales podría indicar ofrendas especiales para apaciguar a los dioses, lo que podría estar en línea con las teorías sobre la civilización hiperbórea. Esta antigua cultura, descrita en varios textos antiguos, supuestamente estaba formada por personas excepcionalmente grandes. Las manos de gran tamaño encontradas en Avaris podrían sugerir conexiones con estas narrativas míticas, lo que agrega otra capa de intriga al descubrimiento.
El descubrimiento de las 16 manos cortadas en la antigua Avaris ofrece una visión poco común de las prácticas ceremoniales del antiguo Egipto, en particular durante el período de los hicsos. Aunque todavía queda mucho por explorar, este hallazgo desafía nuestra comprensión convencional de los rituales antiguos y abre posibilidades para nuevas interpretaciones históricas. La presencia de estas manos, su tamaño anormal y su entierro ceremonial aluden a una compleja interacción de poder, religión y guerra que definió la época. A medida que continúen las investigaciones, es posible que descubramos más sobre las personas detrás de estas manos y el verdadero alcance de su importancia en la sociedad del antiguo Egipto.