Una verdadera joya de virtuosismo, Psique resucitada por el beso de Cupido es una escultura de mármol realizada entre 1787 y 1793 por Antonio Canova. El escultor retrató el abrazo amoroso de dos grandes personajes de la mitología griega: el Amor, o Cupido en latín, y el alma, Psique.
La bella psique o la inmortalidad del alma
Una profecía anunció que la joven princesa Psyche crecería para ser más deslumbrantemente hermosa que la propia Afrodita. Esta última, furiosa, ordenó a su hijo, Cupido, que hiciera que Psique se enamorara locamente del ser más feo del mundo. Aunque estaba preparado para llevar a cabo su misión, Cupido se enamoró del propio Psique.
Envió un oráculo al padre de la joven, pidiéndole que la mantuviera escondida de forma segura. Encerrada en un lujoso palacio, Psique recibía la visita de Cupido todas las noches. Sin embargo, se abstuvo de mirarlo a la cara, para evitar conocer su identidad. Una noche, Psique se derrumbó y observó a su amante dormido a la luz de una linterna. Cuando una gota de aceite caliente cae sobre la piel del joven dios, éste se va volando.
Psique, en busca de su amante, se convirtió en esclava de Afrodita. Afrodita le ordenó a Psique que consiguiera un vial de Hades que no debía abrir. Psique no pudo resistirse y abrió la botella. Respirando los vapores, cayó en un sueño mortal que solo Cupido puede romper. Cupido la besó y la devolvió a la vida. La escultura de Canova captura este momento. Cupido, reconocible por su carcaj y flechas, descansa sobre la roca donde su amada yace inconsciente.
Antonio Canova y su arte
Como gran escultor de finales del siglo XVIII, Antonio Canova disfrutó de un importante reconocimiento en Europa. Nacido en la provincia de Treviso, en ese momento posesión de la República de Venecia, ingresó en la Academia de Venecia como pintor y escultor. En 1779 se trasladó a Roma y rápidamente se encontró al frente de un gran taller visitado por muchos viajeros.
Canova desarrolló un estilo único, influenciado por sus numerosos estudios de arte antiguo. Produjo arte neoclásico, donde sus personajes tienen formas refinadas y actitudes tranquilas. El artista concede gran importancia a la línea y al dibujo, cuyos contornos claros se encuentran en sus esculturas. Teseo y el Minotauro, terminado en 1782, es el primer grupo escultórico en el que Antonio Canova desarrolló este estilo, inspirado en el ilustre Torso del Belvedere del Vaticano.
Una composición reflexiva
Fue durante su visita a Herculano que Canova encontró la inspiración para crear la escultura de mármol Cupido y Psique. Copió una pintura romana descubierta allí, con un hombre agachado e inclinado sobre una mujer recostada, que estira los brazos hacia él.
El matrimonio de estas dos posiciones permitió al escultor crear una forma de pirámide estable para su bloque de mármol, con las piernas de las figuras como base y la punta del ala formando la parte superior de la estructura. Antonio Canova supo combinar una composición sólida y un dinamismo que da fuerza visual a la obra. La pieza tiene un movimiento natural, desde el pie derecho de Cupido hasta el abrazo de sus brazos que levantan a Psique y, finalmente, la extensión vertical de sus alas.
Canova o el arte de dar vida al mármol
El tema de este grupo esculpido es antiguo; sin embargo, su forma se desvía considerablemente de ella. Mientras que los griegos y los romanos esculpían cuerpos enfatizando la anatomía y los músculos, Canova decidió purificar el cuerpo. La fluidez de la línea, la gracia y la suavidad de la anatomía de los cuerpos esbeltos han reemplazado la antigua exaltación de la musculatura. Este estilo sitúa el arte de Canova en el movimiento neoclásico de la segunda mitad del siglo XVIII.
Para representar mejor la flexibilidad y la gracia de los cuerpos de los amantes, Antonio Canova utilizó varias técnicas en su bloque de mármol. El grano de mármol no es el mismo en todas las partes de la obra; por ejemplo, compare la cortina sobre Psique y la roca. Para ambos cuerpos, Canova utilizó raspadores cada vez más finos, dando una impresión de vida y de suavidad de la carne. Las huellas de raspaduras aún son visibles en las caras. Las alas del Amor están trabajadas minuciosamente, dejando ver los dorados rayos del sol a través de la piedra.
Estas técnicas muestran que Canova fue, sencillamente, magistral.